Alzado en cinco años con algunos problemas, tanto económicos como de conflictividad laboral, el hecho es que abrió en el 2010 y superó bastantes récords. Con alguna similitud con la torre de Babel de Brueghel, la verdad es que no sabemos si nos gusta arquitectónicamente o no.
La magnitud de la construcción se aprecia mejor tomando distancias. En una imagen del 'skyline', se ve como el resto de rascacielos de la ciudad son, en el mejor de los casos, la mitad de altos. (Para una buena imagen de esto, tome el metro, línea verde, entre las estaciones Healthcare City y Oud Metha. La foto del 'skyline' de esta otra entrada está tomada desde ahí.) Si nos ponemos a su lado, la verdad es que parece grande, pero no se puede tomar conciencia de las dimensiones. Solo vemos que es difícil encontrar un ángulo para que nos quepa entero en la foto.
La mayoría de las plantas están ocupadas por apartamentos y desde hace unos meses, por un Armani Hotel (desde 400 euros la noche). Así, sin la invitación de un residente o sin estar alojado en el hotel, la única forma de acceder al edificio es yendo al mirador de la planta 124 (en total hay 160 pisos).
Al mirador, llamado At the Top, se accede desde una de las alas del Dubai Mall (planta LG, el primer sótano), el centro comercial más grande de la ciudad. Si tiene una reserva previa, allí le darán las entradas. Si va sin reserva, quizá no pueda entrar en el mismo día. Una entrada cuesta 100 dirhams (20 euros según el cambio al escribir esta entrada).
Tiene que dejar bolsas y bultos en una consigna y se pasan unos rayos X que especialmente se fijan en que no se suba comida. Lo mejor es dejarlo todo consignado y subir solo con la cámara. La visita se puede completar en menos de media hora. En los pasillos de entrada y salida hay varios expositores y pantallas que explican cosas sobre la construcción del edificio. En el mirador hay una tienda con souvenirs diversos, una máquina expendedora de oro y solo un balcón exterior.
Para la visita, dos recomendaciones:
- no vaya por la noche. Dubái es una ciudad de gran extensión, pero no tiene el encanto luminoso nocturno de, por ejemplo, Nueva York. Las zonas están muy separadas y la constante arena en suspensión impide que desde el rascacielos se vea, por ejemplo, la Marina. Además, y quizá la razón más importante, no se ven las construcciones más raras de Dubái: las islas artificiales en el golfo Pérsico. Como están en construcción o están prácticamente despobladas, no emiten ninguna luz por la noche: son invisibles.
- haga una reserva online al menos dos días antes de la visita. La página web permite hacer reservas hasta 48 horas antes de la entrada. Después de ese tiempo, hay que ir directamente al mostrador del Dubai Mall y ver qué queda. Es posible que haya entradas para el mismo día, especialmente en los horarios nocturnos, pero quizá no tenga mucho margen. Lo mejor es reservar por internet. Y sobre todo, no pague la entrada de admisión inmediata (400 dirhams). Si pagando 100 hay gente que sugiere que quizá no valga la pena pagar tanto, imagínese pagando 400.
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