Cuando la realidad es compleja, una de las funciones de la infografía es ayudar a entender un poco esa realidad. Algo así como racionalizarla, quizá simplificarla, y exponerla de una forma que sea fácil de entender. Eso se agradece mucho en sistemas complejos. A veces no se consigue... (un ejemplo del Ejército de EEUU sobre Afganistán), pero otras veces sí.
Al principio de la década de los 30 del siglo pasado, el metro de Londres era ya un sistema complejo. Tenía siete líneas. Los planos del sistema se dibujaban sobre los mapas geográficos de la ciudad. Y esto provocaba un problema: el centro (la actual zona 1) concentraba muchas estaciones, mientras que el mapa tenía que ser amplio, ya que algunas líneas alcanzaban lugares muy distantes de esa 'zona 1'. El esquema resultante era muy denso en el centro y disperso al alejarse de él. (A la izquierda, mapa de 1927 recogido por el blog London Reconnections en el que se puede ver el congestionado centro.)
En ese momento, al frente de la empresa que administraba el transporte metropolitano de Londres se encontraba Frank Pick, una persona que pretendía que el metro de la ciudad fuera un referente en el campo del diseño, ya por cómo eran las estaciones, ya por toda la imagen gráfica. Fue entonces que uno de sus empleados, el delineante Harry Beck, pensó que la representación cartográfica del mapa era compleja e hizo, en su tiempo libre, una representación no geográfica del mapa de Londres y se la enseñó a Pick (en la foto, un esquema de Beck de 1931, expuesto en el museo del Transporte de Londres).
Al principio, Pick no vio claro que se pudiera usar, porque era algo demasiado diferente de lo que se estaba haciendo. Pero lo cierto es que reconoció que aportaba claridad. Beck hizo un esquema que informaba sobre las líneas y cómo transbordar entre ellas. Sacrificó la distancia y el dibujo geográfico por otro que hacía más grande el centro para que cupieran mejor las estaciones y que solo utilizaba líneas verticales, horizontales y diagonales de 45º.
Pick publicó el esquema de Beck y rápidamente el público lo aceptó con entusiasmo. Este nuevo mapa del metro, que entró en vigor en 1933, fue después la inspiración para otros mapas por todo el mundo.
Esta historia, así como la de todo el metro londinense, se puede seguir a través de los paneles expositores del magnífico London Transport Museum (museo del Transporte de Londres), en el que se expone el diseño original de Harry Beck y otros mapas anteriores y posteriores. El museo situado en Covent Garden es una didáctica exposición de la historia del transporte londinense. No solo hay mapas. También hay carteles, vagones, simuladores...
Si quiere un lugar cercano para comer, nada más girar la esquina, en Southampton yendo hacia Strand, una sucursal del restaurante japonés Wagamama propone una nutritiva gama de fideos. Y si quiere leer más sobre Londres en Nautilia, pruebe aquí.
(Si alguien quiere leer más sobre el mapa de Beck y el desarrollo posterior, la Wikipedia tiene un buen artículo.
Ahora la discusión sobre el esquema se centra en que con las sucesivas ampliaciones, el mapa de Beck distorsiona demasiado la realidad y puede provocar que los viajeros tomen decisiones equivocadas, en especial porque las rutas pueden ser más largas de lo que parecen. El recomendable blog Londonist periódicamente publica entradas sobre este tema y sobre ideas de reforma del mapa. En este campo, lo más interesante y elegante que hemos visto es la propuesta de Mark Noad.)
Sé que es un debate extenso y que hay opiniones de mayor autoridad (mejor conocimiento, experiencia, etc.) que la mía, pero allá va.
ResponderEliminarCreo que la versión actual es excelente. El "plano del metro" sirve para identificar donde están las paradas en relación con el sistema del metro, no en relación con la ciudad, al menos así lo entiendo yo. A me interesa saber cómo ir, de la estación en la que estoy, a la estación a la que quiero ir. Si no sé a qué estación quiero ir, entonces eso no tengo tan claro que me lo tenga que solucionar el plano del metro y sí, quizás, el de la ciudad.
Dani, el problema no viene de la claridad, que creo que no discute nadie. El problema aparece en el momento en el que hay varias opciones para ir de A a B.
ResponderEliminarQuizá haya dos o tres posibles combinaciones (frecuente en redes densas de metro). Y quizá haya las mismas estaciones y los mismos transbordos. Pero cuando se iguala la distancia entre estaciones en un esquema, lo que no se ve es si realmente, más allá del número de paradas, hay una diferencia significativa de tiempo. Solo se considera el elemento 'espacio'.
Es decir, una ruta con las estaciones muy separadas quizá no sea la ruta óptima. Eso es lo que se persigue: un mapa que no deje de ser muy claro, pero que añada algún retoque que permita percibir el elemento 'tiempo'.
Gracias por la precisión.
ResponderEliminarPuestos a ello, valdría la pena incluir las "comodidades" de las conexiones (todos conocemos casos como el de la interconexión L2 y L3 del metro de Barcelona en la estación de Paseo de Gracia), comodidades que también tienen su traslación en el ámbito temporal.
En algunos sitios sí que he visto, en casos de "exagerada" distancia entre dos paradas/estaciones, interrumpir la línea con un "[..]" para dar muestra de que el gráfico no es representativo.
Tienes toda la razón. Habría que indicar los tiempos de transbordo.
ResponderEliminarPor otro lado, es cierto que hacia los extremos, los mapas del metro tienden a acortarse.