Cada día, la prensa trae noticias sobre la reducción del movimiento turístico. Unos ejemplos:
- "Cien agencias de viajes cierran su negocio al mes desde septiembre del 2008" ('La Gaceta de los Negocios', 23-2-2009). El artículo explica que los márgenes han caído mucho, en especial desde que las aerolíneas eliminaron las comisiones por vender billetes. Ahora, sólo compensa el volumen. Además, en España hay 2,2 oficinas por cada 10.000 habitantes, frente a las 1 a 1,5 de media en Europa
- "El turismo [en España] sufre el peor mes de enero desde 1995" ('El País', 24-2-2009). La caída interanual es del 10,1%. Todos los países emisores de turismo, en especial el Reino Unido, envían menos viajeros a España.
- "La cifra de turistas baja el 6,3% en Barcelona por la crisis" ('El País', suplemento Catalunya, 23-2-2009). Las pernoctaciones caen aún más, el 8,3%
- "El turismo tira los precios" ('El País', suplemento 'Negocios', 1-2-2009). Explica que el turismo interno español es especialmente vulnerable y pudo caer un 10% en el 2008. Para luchar contra el parón, la empresas turísticas ha "iniciado una guerra de precios". Barceló ha reducido sus tarifas "entre el 6% y el 10%", parecido a lo que ha hecho "el resto de la competencia". Aunque, para la consultora Deloitte, "los descuentos conllevan una baja de la calidad".
- "El tráfico mundial del pasajeros registró en febrero un descenso del 10%" ('La Vanguardia', 7-4-2009)
La reducción es mundial. En EEUU, Smith Travel Research asegura que la ocupación de los hoteles cayó el 10,6% en noviembre del 2008 respecto del mismo mes del 2007. En Francia, los resultados de grupo de hoteles Accor en el 2008 se han reducido el 34%.
Los viajes de negocios, que dan los mayores márgenes de beneficios turísticos, también se han visto seriamente recortados, como refleja 'The Economist', porque las empresas recortan gastos en este área. Comenta TTG que, en Londres, el 20% de los ejecutivos han cambiado el taxi por el metro.
Con este panorama y sin una visión clara de cuándo se van a recuperar las cosas, ya que todos los expertos parecen coincidir en que el 2009 va a ser peor que el 2008, las empresas se empiezan a mover.
Recortes hoteleros
Para los hoteles, lo más fácil para atraer clientes sería bajar precios, como explicaba el artículo citado de 'El País' del caso del grupo Barceló. Pero no todos quieren o pueden hacerlo. Los hoteles más baratos no tienen mucho margen para ello, mientras que los más caros tienen estrategias variadas. Algunos de esos hoteles de lujo sí que bajan precios, pero otros no lo quieren hacer porque consideran que eso devalúa la imagen del establecimiento. (Esto último, por ejemplo, lo ha dicho el director de la cadena Four Seasons.)
Los que sí bajan precios pueden acabar en una extraña espiral. 'The Guardian' lo llama efecto Copenhague. Los hoteles de lujo en Londres han entrado en una lucha tan extrema de precios entre ellos que ahora se pueden encontrar alojamientos de 5 estrellas más baratos que otros de 2 o 3. Y eso se relaciona con un fenómeno parecido que sucedió en la capital danesa en otra crisis económica anterior.
Los que no bajan precios, explica The Wall Street Journal (vía Luxist), intentan recortar gastos reduciendo sutilmente los extras gratuitos. Por ejemplo, los hoteles Marriott ya no ponen crema de manos en las habitaciones, los Wyndham han reducido el número de toallas, han quitado el kit de costura y los gorros de baño y los Ritz Carlton reducen las horas de apertura de los restaurantes, spas y tiendas para ahorrar en sueldos, mientras que las decoraciones con flores frescas, son sustituidas por macetas. Los hoteles esperan que estas reducciones no sea notadas por muchos huéspedes y recuerdan que todos esos productos están disponibles gratuitamente en recepción. Otros intentan dar más servicios por el mismo precio: bonos para masajes, desayunos gratuitos o vales-descuento para algunos servicios del hotel.
Los que sí bajan precios pueden acabar en una extraña espiral. 'The Guardian' lo llama efecto Copenhague. Los hoteles de lujo en Londres han entrado en una lucha tan extrema de precios entre ellos que ahora se pueden encontrar alojamientos de 5 estrellas más baratos que otros de 2 o 3. Y eso se relaciona con un fenómeno parecido que sucedió en la capital danesa en otra crisis económica anterior.
Los que no bajan precios, explica The Wall Street Journal (vía Luxist), intentan recortar gastos reduciendo sutilmente los extras gratuitos. Por ejemplo, los hoteles Marriott ya no ponen crema de manos en las habitaciones, los Wyndham han reducido el número de toallas, han quitado el kit de costura y los gorros de baño y los Ritz Carlton reducen las horas de apertura de los restaurantes, spas y tiendas para ahorrar en sueldos, mientras que las decoraciones con flores frescas, son sustituidas por macetas. Los hoteles esperan que estas reducciones no sea notadas por muchos huéspedes y recuerdan que todos esos productos están disponibles gratuitamente en recepción. Otros intentan dar más servicios por el mismo precio: bonos para masajes, desayunos gratuitos o vales-descuento para algunos servicios del hotel.
No obstante esto, algunos viajeros consultados por WSJ explican que también se están produciendo recortes menos sutiles. Creen que hay menos gente en recepción, que las colas para registrase son más largas y que la variedad de productos del desayuno es menor. Marriott reconoce que algunas de sus cadenas dan menos fruta fresca. Y algún Holiday Inn no da ya desayunos bufé, si no a la carta, para reducir desperdicios.
Subidas aéreas
Mientras en tierra las cosas van así, en el aire las cosas van al revés. Por un lado, muchas aerolíneas están usando gasólina que compraron cuando el precio del petróleo iba a más de 130 dólares (llegó a los 150), por lo que no retiran los "recargos por combustible" (sospechamos que tampoco lo quitarán cuando usen el petróleo comprado ya a 50 dólares). Y, como recuerda 'La Vanguardia', como viaja menos gente, suben los precios: "el desplome de la demanda se ha traducido en un incremento de las tarifas aéreas que va del 15% al 25%". En unas declaraciones que cita el diario barcelonés, "las compañías tienen que subir las tarifas para cubrir sus gastos operativos. [...] Para cubrir los gastos, un avión debe tener una ocupación superior al 60% y hay muchas compañías que no la alcanzan".
Así, especialmente los viajes cortos están más caros que hace un año. Si alguien quiere hacer una escapada, piensa primero en destinos cercanos y todas las compañías quieren aprovecharse un poco de eso.
Por contraste, los viajes de larga distancia, menos usados por todos los gastos vacacionales que conllevan, son más promocionados por las aerolíneas. Es ahí donde hay más ofertas. Hasta la paradoja (precios mirados el 8-4-2008): viaje del 1-5 al 8-5-2008 desde Barcelona:
a Londres 160-180 euros (compañías tradicionales, Iberia, Lufthansa, Iberia), a Nueva York, 377-396 (Iberia, Lufthansa). Seguramente una desproporción.
A ver cómo acaba todo...
Pues, si se puede, intentando aprovecharse de todo ello.
ResponderEliminarEfectivamente, los precios en vuelos en distancias cortas han subido y supongo que lo seguirán haciendo.
Además de los motivos de la crisis a los que aludes, la concentración de compañías elimina competencia y muchas rutas tienen unos consumidores casi 'cautivos'.
En vuelos largos, quienes los tienen, intentan no renunciar a ellos. La capacidad de los aviones es mayor y además generan tráfico secundario (y buenos márgenes, ya que la mayoría de los vuelos largos no son por capricho, sino por 'x' motivos -profesionales, familiares o vacacionales [en fechas determinadas]-, luego si se ha de pagar más, se paga).
Por eso, animo a quienes puedan que aprovechen para hacer viajes largos, ya que es una buena ocasión para hacerlos.
Y respecto de los hoteles, la verdad es que tienen muuucho margen para bajar los precios, pero saben (con razón)que luego, volverlos a subir, es muy difícil.
En este sentido, yo creo que los hoteles se equivocan... en lugar de recortar 'extras' deben dar más extras por el mismo precio (y publicitarlo bien) [gimnasio, wifi gratis, desayunos, etc.].
Yo, más decidir por el precio más bajo, lo hago por aquél que me ofrece más cosas por dicho precio.