Atendiendo a una petición del blog amigo
Sedentaris.cat, dedicado al deporte y especialmente a correr, buscamos algunas formas de combinar viajes y deporte.
Como en muchos caso, esta tendencia se puede dividir en varias subtendencias:
- a) viajar y hacer deporte como complemento
- b) viajar para hacer deporte
- c) viajar para ver deporte (sin hacerlo: una variante 'activa' del 'sillonball')
El caso b) podría necesitar una entrada separada, porque es un aspecto muy amplio. Se trata de gente que organiza sus vacaciones en función de eventos deportivos, bien para participar en ellos, bien para hacer lo mismo que hicieron los profesionales en otro momento. Estas personas hacen coincidir el destino y el tiempo de fiesta con actos deportivos o con las épocas en las que se practica mejor alguna actividad.
Por ejemplo, los
corredores de maratones pueden demorar las vacaciones veraniegas hasta principios de noviembre, cuando se disputa la maratón de Nueva York. O si no, durante todo el año hay otras muchas citas maratonianas:
Dubái en enero;
Barcelona (que Sedentaris.cat corrió;
crónica en Himajina) y
Roma en marzo;
París,
Rotterdam y
Londres en abril,
Berlín en septiembre...
(Marathon Guide ofrece un lista completa por meses)Otras personas con aficiones diferentes se mueven de la misma manera:
ciclistas que van a ver etapas de las grandes vueltas y de paso se llevan la bicicleta para subir míticos puertos de montaña;
jugadores de golf que usan los palos en los campos más famosos del mundo;
submarinistas que buscan arrecifes y fondos marinos de especial belleza;
esquiadores que descienden por populares pistas;
excursionistas que hacen trekkings;
escaladores que coronan altas cumbres... La lista casi no tendría fin.
La opción c), viajar para ver deporte pero sin hacerlo, incluye especialmente a los
futboleros que van a ver partidos de competiciones continentales o mundiales; o a los multideportistas que van a ver juegos olímpicos.
Sin embargo, la opción que más da más juego al viajar raro, es la a), viajar y hacer deporte como complemento.
Lo más fácil en esta subtendencia es
alquilar una bicicleta en cualquier sitio y dar una vuelta, guiada o por libre. Por ejemplo, esto es frecuente en
Barcelona; en los grandes parques de
París; en
Amsterdam y cualquier sitio de
Holanda; en
Suiza, donde muchas ciudades prestan bicis gratis; en
Japón; en
China...
Un tendencia rara,
tratada hace tiempo, es la del 'Sightjogging'. En
Roma, una
empresa lleva años ofreciendo visitas panorámicas de la ciudad corriendo. Esta idea de ver monumentos corriendo, consiste en compartir un tiempo, adaptado a la forma física del turista, con un guía-corredor que, a la vez que acompaña en la carrera, va explicando los puntos de interés del recorrido. De hecho, es a la fundadora de esta empresa romana a la que se atribuye la invención de la palabra. Y cada vez son más los lugares que se apuntan a esta tendencia. Estaban, por ejemplo, ciudades como
Berlín,
Chicago,
Washington...
Ahora descubrimos que
Barcelona también tiene su empresa dedicada a esto,
Sightjogging en Barcelona. Ofrecen rutas de unos 10 km, sobre todo por Ciutat Vella y Montjuïc, y llegan hasta la Sagrada Família. Cuestan de 35 a 70 euros, en función del tamaño del grupo. La iniciativa se debe a un corredor alemán llamado Arnd Krüger, como se puede ver tanto en la zona de prensa (sobre todo publicaciones alemanas) y a que la raíz de la web está en ese idioma.
A través de
Diario del Viajero llega la noticia de que en
Buenos Aires, otra empresa,
Urban Running Tours, hace lo mismo. Se trata de circuitos de unos 10 km, a un ritmo suave (1h 30 min), a unos 50 dólares americanos (ya que está pensado para turistas) y dirigidos a una persona sola, aunque se puede correr en grupo y personalizar las rutas.
La lista del sightjogging sigue con
Copenhague,
Luxemburgo,
Zurich...
En sí, una forma diferente de aprovechar ese rato que algunas personas pasan en los hoteles corriendo en una cinta. Una forma activa de viajar.
La foto es de Sedentaris.cat, de la Sant Silvestre de Masnou.