Se trata de visitas organizadas a los barrios más deprimidos de las ciudades, como las Favelas de Río de Janeiro o las áreas degradadas de Bombay/Mumbai, México, Johannesburgo, Asuán o la ciudad de los muertos de El Cairo. Una forma de crear un fuerte contraste con las visitas monumentales, los museos o las playas.
El debate está en marcha. Según NYT, mirar a los más pobres puede no ser turismo, sino voyeurismo. La línea que separa lo positivo de lo negativo es muy fina y a veces se puede caminar con un pie a cada lado. Es lo mismo que pasa con el turismo oscuro, ¿dónde está la frontera entre 'recrearse' con el dolor y 'aprender' de él? Quizá en el caso del 'slum tourism' o 'poorism', los aspectos positivos sean más difíciles de aprehender. Como dice un profesor de turismo en el periódico, se puede tratar de un viaje reconfortante, ya que "confirma en nuestra cabeza lo afortunados que somos... y lo desgraciados que pueden ser los otros".
En todo caso, el artículo destaca que la clave de todo reside en cómo se enfoquen las visitas. Nautilia hizo una visita en calesas a las zonas más pobres de Asuán, y realmente parecía una especie de safari fotográfico. Es cierto que algunas personas se emocionaron. Pero también es cierto es que ni sirvió ni aportó nada a los que vivían en aquellas calles. Más aún, los únicos que se beneficiaron fueron el guía y el propietario de los carros.
El 'turismo marginal' ha de ayudar en cierta medida a la zona en la que va, sobre todo en lo económico. Asimismo, el turista marginal puede colaborar de forma sencilla con algunos proyectos o trabajos en marcha en esos barrios. Se trata de entrar en contacto con los habitantes y no de verlos a través de un cristal, como aquellos tours 'para blancos' en Harlem (Nueva York).
Las valoraciones sobre esto dependerán del enfoque y de lo que cada uno espere. El morboso u 'oscuro' se verá recompensado, pero también el que busque un acercamiento más social y comprensivo a la realidad de los lugares, el que no se quiera quedar sólo con el recorrido panorámico desde un autocar. Sea como sea, es una tendencia presente entre los viajes 'raros'.
(ampliación 22-3-2009). A raíz de los 'oscar' del 2009, el los que triunfó la película 'Slumdog Millonaire', Eric Weiner, el autor del artículo de The New York Times ha escrito otro sobre este tema, ya que el éxito del film inglés ha desatado un interés por ver los barrios más pobres de Bombay/Mumbai.
En el escrito mantiene las mismas consideraciones explicadas más arriba sobre cómo afrontar de una forma responsable esta forma de turismo y que sea útil. Y da cuatro recomendaciones para conseguirlo:
- "Small is Beautiful". Los grupos de visitantes han de ser pequeños y preferentemente ir a pie. Un grupo grande y en autobús puede parecer una "invasión".
- "No Photos, Please". Para evitar el voyeurismo
- "Funnel Profits Back Into the Slums". Parte del dinero que se paga a las empresas que organizan los tours tiene que destinarse a mejorar el barrio que se visita.
- "Soft Sell". Los 'slum tours' no son una variante del turismo de aventura. Se han de ofrecer de una forma respetuosa.
Profundo tema este: el grado de implicación del destinatario con el destino, en este caso de los viajes, y más concretamente, de los viajes a sitios más pobres por parte de quienes no lo son tanto.
ResponderEliminarPero, ¿y al revés? ¿Quién no ha ido a lugares económicamente inaccesibles sólo para mirar? Las avenidas de lujo, ciertas tiendas con glamour, las residencias de famosos, la oficina de ventas (jua, jua, qué nombre a día de hoy)de pisos de una gran promotora...
La pobreza, enfermedad y la miseria como espectáculo y atracción turística.... algo no muy distinto a lo que puede verse cada día al encenderse el televisor...
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